Editorial Roll Cast, Otoño de 1988, Año 2, Nº 4
Si bien la temporada terminó un par de meses atrás, no he tenido la oportunidad de
comentar algunos hechos salientes de la misma.
A pesar de opiniones varias (algunas francamente negativas) considero que el Catch &
Release ha resultado todo un éxito. L demostración está a la vista con la recuperación
de los ríos Traful y Malleo; no tanto del Meliquina, aunque sin duda está mejorando.
Lo más notable de la temporada ha sido la poquísima agua en los ríos y la falta casi
total de nieve. El volcán Lanín se veía casi totalmente desprovísto de nieve,
fenómeno más que inusual. Como todas las temporadas, Hubo quien volvió muy contento con
la buena pesca y de los que se quejaron amargamente de lo mal que les fue.
La enorme mayoría ha aceptado y adaptado el "Catch& Realease" como un hecho
natural.
Todavía se matan truchas. Normalmente las permitidas por el reglamento, lo que no
corresponde criticar, aunque quiero llamar la atención de esos que lo hacen para que
relean el artículo del DR. Carlos Salinas del número anterior o, si quieren informarse a
fondo, acudan al libro "LA VIRTUD DEL EGOISMO" de Ayn Rand.
Merece un párrafo lo que se está publicando en revistas del ramo. Se dicen
conservacionistas; pero no tienen ningún prejuicio de publicar fotografías de
aficionados y profesionales, exhibiendo cadáveres de truchas, con lo cual no fomentan el
conservacionismo. Sólo exaltan el ego, mal vicio para un pescador con mosca.
Desde ahora, no todos se comportaron COMO INDICA LA LEY. Tenemos serias denuncias,
tratadas tanto en la C.D. de la Asociación, como en la mesa directiva de la Federación.
Desgraciadamente, nada podemos hacer por falta de pruebas contundentes. Insistimos: no
sólo hay que cumplir con el reglamento, hay que forzar, además, su cumplimiento. Es
materialmente imposible vigilar todo; más con la falta de recursos. Pero la sanción
moral que les cabe y que estamos obligados ha aplicar, debe de servir a todos los que
transgreden con seria advertencia. Cuando hablamos de sanción moral, nos referimos a que
se deben señalar los delitos sin fijarse en la persona que los comete. El simple hecho de
violar la reglamentación los nivela a todos. Se sabe que hay Tránsfugas que no respetan
nada; pero aquel que por debilidad mata lo que no debe, se coloca a la misma altura del
sinvergüenza que lo hace adrede. El hotelero que facilita su heladera para guardar los
despojos del delito, se convierte en cómplice culposo de la falta. El compañero que por
falsa solidaridad no denuncia la acción penada por el reglamento, Comete el delito de
omisión y encubrimiento. El guardafauna que no cumple estrictamente su obligación, no
sólo defrauda a su repartición.
Debe de ser exonerado. Ningún atenuante le cabe al funcionario que viola a sabiendas su
misión. Ningún socio de la AAPM debe violar los reglamentos y su obligación como
asociado es velar por su fiel cumplimiento. Ahora sí podemos afirmar que nuestra
Asociación está en marcha. Nuestros objetivos se están cumpliendo. Hay mucho camino a
recorrer todavía; pero la fe es mucha y el optimismo, mayor.
Jorge Donovan, Otoño de 1988, Año 2, Nº 4