Si le preguntáramos a un pescador
elegido al azar qué se pesca con mosca, sin dudar nos respondería que truchas y
salmones. Esto es cierto, pero sólo en
parte.
En sus orígenes, muchos siglos atrás
en el tiempo, la pesca con mosca se desarrolló alrededor de los salmónidos. Los primeros mosqueros descubrieron que con
pequeñas imitaciones de insectos podían capturar combativos peces que habitaban ríos
transparentes. Y se dedicaron a
perfeccionar esta técnica, evolucionando hasta la actualidad.
En las últimas décadas se han ido
descubriendo nuevas especies factibles de ser capturadas con mosca. Al inicio, y quizás producto de la
casualidad por compartir los ambientes con los salmónidos, se obtuvieron lucios. También la lubina, más conocido por bass, se
tornaron atractivos para la disciplina. Luego
peces marinos como tarpon, bonefish, redfish, marlin y muchos otros, asombraron a los
mosqueros más intrépidos que se animaron con ellos.
Hoy en día parece trivial la captura con mosca de alguna de las
mencionadas especies.
La buena noticia es que no hace falta
viajar al hemisferio norte o hasta el caribe para tener la oportunidad de desempolvar el
equipo de mosca. Seguramente en las
cercanías de nuestro hogar encontraremos innumerables ámbitos para hacerlo. En lagunas y arroyos de la provincia de Buenos
Aires, por ejemplo, pueden capturarse, tarariras, dientudos, chanchitas, pejerreyes, y
otras especies que nos garantizan grandes satisfacciones con una caña de mosca.
En la cuenca del Paraná y Río de la
Plata, podemos encontrar dorados, chafalotes, palometas, pira-pitá, tarariras, etc. Todas especies de alto valor deportivo cualquiera
sea la modalidad utilizada para su pesca, pero que, en el caso de emplearse un equipo de
mosca adecuado a las características de cada uno de dichos peces, nos brindarán jornadas
de pesca inolvidables.
La pesca que aún no está muy
desarrollada con mosca es la de nuestra costa atlántica.
Sabemos de algunas capturas de lenguados, palometas, anchoas, pejerreyes y
otras, pero entendemos que queda mucho más por descubrir.
Así, frente a un nuevo año, creemos
que el futuro de la pesca con mosca va a estar fuertemente marcado por todas estas
especies "alternativas". Para
las cuales no existen tantos libros, como en el caso de los salmónidos, que nos enseñen
cómo pescarlas. Para hacerlo tendremos
que apelar a nuestro más profundo instinto pescador e inteligencia. Volver a las fuentes, aprender a pescar con
mosca de nuevo. Y aquí está el atractivo. ¿No es interesante sentir la sensación del
aprendizaje otra vez? ¿La sensación
del descubrimiento permanente? Y tan
cerca de nuestras casas. Sólo hay que
animarse, romper algunas tradiciones y lanzar la mosca, una y otra vez...
Feliz año nuevo y nuestro habitual
deseo: "Aguas claras y líneas tensas."