Editorial Boletín Mosquero verano 1999 / 2000

No solo de truchas vive el mosquero

Si le preguntáramos a un pescador elegido al azar qué se pesca con mosca, sin dudar nos respondería que truchas y salmones.   Esto es cierto, pero sólo en parte.

En sus orígenes, muchos siglos atrás en el tiempo, la pesca con mosca se desarrolló alrededor de los salmónidos.  Los primeros mosqueros descubrieron que con pequeñas imitaciones de insectos podían capturar combativos peces que habitaban ríos transparentes.   Y se dedicaron a perfeccionar esta técnica, evolucionando hasta la actualidad.

En las últimas décadas se han ido descubriendo nuevas especies factibles de ser capturadas con mosca.   Al inicio, y quizás producto de la casualidad por compartir los ambientes con los salmónidos, se obtuvieron lucios.  También la lubina, más conocido por bass, se tornaron atractivos para la disciplina.   Luego peces marinos como tarpon, bonefish, redfish, marlin y muchos otros, asombraron a los mosqueros más intrépidos que se animaron con ellos.    Hoy en día parece trivial la captura con mosca de alguna de las mencionadas especies.

La buena noticia es que no hace falta viajar al hemisferio norte o hasta el caribe para tener la oportunidad de desempolvar el equipo de mosca.   Seguramente en las cercanías de nuestro hogar encontraremos innumerables ámbitos para hacerlo.  En lagunas y arroyos de la provincia de Buenos Aires, por ejemplo, pueden capturarse, tarariras, dientudos, chanchitas, pejerreyes, y otras especies que nos garantizan grandes satisfacciones con una caña de mosca.

En la cuenca del Paraná y Río de la Plata, podemos encontrar dorados, chafalotes, palometas, pira-pitá, tarariras, etc.  Todas especies de alto valor deportivo cualquiera sea la modalidad utilizada para su pesca, pero que, en el caso de emplearse un equipo de mosca adecuado a las características de cada uno de dichos peces, nos brindarán jornadas de pesca inolvidables.

La pesca que aún no está muy desarrollada con mosca es la de nuestra costa atlántica.   Sabemos de algunas capturas de lenguados, palometas, anchoas, pejerreyes y otras, pero entendemos que queda mucho más por descubrir.

Así, frente a un nuevo año, creemos que el futuro de la pesca con mosca va a estar fuertemente marcado por todas estas especies "alternativas".    Para las cuales no existen tantos libros, como en el caso de los salmónidos, que nos enseñen cómo pescarlas.   Para hacerlo tendremos que apelar a nuestro más profundo instinto pescador e inteligencia.   Volver a las fuentes, aprender a pescar con mosca de nuevo.  Y aquí está el atractivo.   ¿No es interesante sentir la sensación del aprendizaje otra vez?   ¿La sensación del descubrimiento permanente?   Y tan cerca de nuestras casas.  Sólo hay que animarse, romper algunas tradiciones y lanzar la mosca, una y otra vez...

Feliz año nuevo y nuestro habitual deseo: "Aguas claras y líneas tensas."


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