Editorial Boletín Mosquero OTOÑO 1999
EL AUGE DE LA PESCA CON MOSCA
En los tiempos que corren la pesca con mosca se está convirtiendo en
una actividad sobre la que cada vez menos gente pregunta ¿de qué se trata?.
Los mensajes gráficos y audiovisuales no dejan de recurrir a la bella imagen de un
pescador con mosca en el imponente paisaje de nuestro Sur.
Cada verano los turistas invaden la Patagonia cordillerana, llegan a lugares otrora
remotos y comparten con nosotros los lugares de pesca.
La mayoría de los tradicionales comercios de pesca han incorporado elementos de pesca con
mosca a sus escaparates.
Muchos pescadores que antes ni soñaban con aventurarse más allá del
spinning, ahora no dudan en indagar cómo se pesca con mosca, siendo nuestra Asociación
destinataria constante de las inquietudes de los noveles aficionados.
Estamos en condiciones de dar respuesta adecuada a esta creciente demanda de aprendizaje
de la pesca con mosca. Prueba de ello es que no se han suspendido las actividades durante
el verano, ni en nuestra sede social ni en Palermo, donde los cursos de lanzamiento se
dieron con notable entusiasmo por parte de los nuevos pescadores. Están programados ocho
cursos de lanzamiento para el resto del año, organizados en función del aprovechamiento
integral de las lecciones y sobre la base de un estrecho contacto de los instructores con
los alumnos, tres clínicas de lanzamiento, tres cursos de iniciación y tres cursos de
atado de moscas.
Somos conscientes de que mucha gente se arrima a la pesca con mosca respondiendo al
influjo de la moda y de los estímulos de quienes la promocionan como un atractivo que
redunda en el éxito de sus propios negocios. Son nuestros amigos y nos alegra que les
vaya bien.
Nosotros tenemos, en cambio, frente a quienes recién se acercan a nuestra modalidad de
pesca, responsabilidades y motivaciones distintas, que, antes que atender a la
crematística de la coyuntura, apuntan a que el pescador con mosca pueda desarrollar su
actividad en un ambiente ecológicamente conservado, sea respetado en sus derechos, cumpla
las normas reglamentarias, defienda con ahínco los recursos naturales, y que, en
definitiva, enarbole con orgullo y como emblema de distinción su concepción ética de la
pesca.